martes, 18 de enero de 2011

Mentiras camufladas en forma de ciencia. LA CAPA DE OZONO

SINOPSIS

Esta serie de artículos pretende acercarte opiniones minoritarias. La mayoría de ellas silenciadas bajo la estruendosa verborrea mediática. Nadie es poseedor de la verdad y la teoría científica que hoy explica cierto fenómeno, mañana será desechada por otra que mejor se acerque a la esencia del mismo. En este contexto, la alarma social suscitada ante aquella supuesta reducción de la capa de ozono, puede hoy formar parte del anecdotario de nuestra historia reciente. Por ser esta una de las tantas mentiras camufladas en forma de ciencia.

Mentiras camufladas en forma de ciencia. La capa de ozono

Aquella alarma por la reducción de la capa de ozono atribuida al CFC (clorofluorocarbonos), sería otro de esos mitos que tanto nos gusta creer. El modelo suele repetirse: alarma social ante riesgo inminente (reducción/desaparición de la capa de ozono), localización de un culpable (los CFC) y establecimiento de medidas (eliminación de los CFC). Pero al mismo tiempo promoviéndose el consumo de otros muchos productos que, por cierto, son análogos a los mismos CFC de marras.

Silenciadas bajo el bombardeo mediático, hubo y hay voces que vienen a contarnos que tal “agujero” existía, existe y existirá desde y para siempre. Que se hace grandísimo algunos años reduciéndose a tamaños inesperados en otros. Todo debido a naturales variaciones anuales, estacionales, mensuales, semanales, diarias y horarias en la concentración del ozono atmosférico. Vamos, que la relación CFC / tamaño del “agujero” no estaría tan clara.

“Agujero” entre comillas por tratarse de una reducción en la concentración de O3 (ozono), y nunca de esa imagen en nuestro subconsciente colectivo de una oquedad como tal. Por otra parte, hablar de capas no sería tampoco acertado al no existir tal distribución ideal entre los gases que, junto al O3, conviven en la atmósfera.

En 1985 se lanzó la alarma. Mensajes catastrofistas. ¡¡¡Vamos a morir!!! La capa de ozono desaparece por culpa del CFC. ¡¡¡Los rayos ultravioletas nos desintegrarán!!! Gran campaña mediática. Tratados internacionales para no producir el venenoso enemigo.

Se sabe que, hasta hoy, el efecto de las medidas llevadas a cabo tras avalar esos tratados no es significativo. Pero aún así, la NASA afirma que, de no haberse firmado, dos terceras partes de la dichosa capa habrían desaparecido; hubiese aumentado un grado la temperatura mundial; la radiación ultravioleta aumentaría seis veces y apenas cinco minutos de exposición al Sol supondrían quemaduras en la piel. Al mejor estilo adivinatorio, afirma también que las tormentas de verano del Hemisferio Norte serían muchísimo más poderosas, aunque raramente acierte con la predicción climatológica para el próximo fin de semana.

Como tantos fenómenos naturales, los factores que afectan a la concentración de O3 son diversos. Algunos tan naturales como la emisión de cloro molecular (Cl2) durante las erupciones volcánicas. Pero ejerciendo esa simplicidad a la que nuestra torpe naturaleza nos condena, buscamos un - y sólo un - posible enemigo. Según el paradigma, radicales libres de cloro (Cl-) escindidos del CFC por acción de los rayos ultravioleta reaccionarían con la molécula de O3 destruyéndola. Olvidándose así de las toneladas de Cl2 emitidas ayer, hoy y siempre por innumerables volcanes y que, mediante el mismo mecanismo, generan Cl-. Si bien el mecanismo descrito por aquellos que obtuvieron el Nobel de química en 1995 sería correcto, su relación con la producción del supuesto “agujero” hoy no estaría demostrada.

Quizá viajando por ahí alguien te demuestre la vigencia que sigue teniendo el comentario del científico Haroun Tazieff valorando ese Nobel: “…es muy lamentable comprobar la velocidad a la que está desapareciendo la honestidad científica…”. Así, el creciente “agujerito” podría localizarse, más bien, en nuestro propio conocimiento.

Fuente: http://www.whattovisitinmalaga.com/es/capa-ozono/