martes, 11 de enero de 2011

'¿ACTIVO O PASIVO?' 'VERSÁTIL NENE, VERSÁTIL'

SINOPSIS

Es una de esas noches en las que el ansia del apetito sexual te ha sacado de casa rodeado de una nube de embriagador aroma a feromonas. Tras el rastro de una potencial presa, el lenguaje no verbal de las miradas te conduce cual zombi hacia alguien que pareciera tener tu mismo interés. Este es el momento en el que debes tener cuidado que el lenguaje verbal no frustre tu objetivo, porque al tratar ciertos tópicos del mundo gay puedes volverte compuesto y sin novio, de vuelta, derechito para casa.

‘¿Activo o pasivo?’ ‘Versátil, nene, versátil’

Tradicionalmente, dado que por desgracia hoy se sigue dando generalizadamente el caso, la persona gay ha tenido la obligación de definirse como agente activo o pasivo en sus relaciones sexuales, siendo esta una de las primeras cuestiones planteadas al establecerse una relación y pareciendo como si no existiese ninguna otra opción ni posición intermedia. De esta manera, y habitualmente con cierta pereza, debe uno colocarse el cartelito que lo situaría en una de estas escasas dos opciones, saciándose esa curiosidad algo insana y cuya resolución, muchas veces, trae consigo el fin de una prometedora velada ante la mala suerte de coincidir ambos en el papel que, siempre prematuramente, uno cree interpretaría llegado el caso. Aparte del tamaño del miembro (otro de los grandes paradigmas típicos y tópicos de este nuestro mundo del sexo), ésta sería quizá la siguiente y más absurda pregunta habitualmente planteada en el momento de conocer a alguien con el que se pretende retozar si la suerte acompaña.

Por si aún queda alguno con los conceptos no del todo claros, la persona sexualmente pasiva sería aquella que busca su placer recibiendo abiertamente a su pareja en el acto sexual. Aquella que, de antemano, se coloca en posición pasiva a la espera de que el otro lo colme a hostias - en el mejor sentido de la palabra - haciendo uso de la fuerza que su erección permite. En la otra cara de la moneda, el activo de la relación sería aquel que, tomando las riendas de esa batalla campal en la que el sexo a veces se convierte, es capaz de hacerte un ocho con el cuerpo, tirarte de las piernas hacia arriba como si pretendiese que camines por el techo y sucumbirte tras una palmada en el trasero, al tiempo que te penetra. 

No hay que ser muy listo para darse uno cuenta de que entre estas dos exageradamente descritas situaciones es evidente que existen alternativas oportunistas e intermedias que, hasta hace bien poco, quedaban huérfanas de adjetivo calificativo en la jerga gay. Así, afortunadamente para el gay de hoy, se ha podido uno liberar del yugo que supone el tenerse que decantar por uno de estos extremos al adoptarse el vocablo de “versátil” para definir esa actitud en la que uno es potencialmente capaz de adaptarse con facilidad y rapidez a diversas situaciones. Vamos, que sirviendo tanto para un roto que para un descosido, lo mismo se puede terminar mirando para la Meca que galopar desbocadamente y sin parar cual jinete protagonista de aquella película cuasi-western de temática gay, versada sobre los conflictos de dos maricones de montaña y que, extrañamente en este país en el que nos mal-traducen los títulos de todas las películas extranjeras, todos conocimos por su título original “Brokeback Mountain”.

Por este motivo, si cuando en tu próxima escapada  te atrevieses a volver a formular la pesada preguntita (algo que de antemano resultaría muy anticuado y nada aconsejable), cuando ese alguien responda “Versátil, nene, versátil”, intenta no poner cara de perplejidad y siente el deseo que el morbo de lo inesperado tiene. Excítate dejando que tu imaginación disparate ante la incógnita de cómo puede terminar todo aquello y deponte sucumbiendo a sus encantos, predispuesto siempre a llevarte una grata sorpresa cualquiera de la que esta se trate.

Fuente: http://www.whattoseeinseville.com/es/activo-pasivo/

MUSCULOCAS. TANTA TONTERÍA JUNTA NO PUEDE SER BUENO

SINOPSIS
A ti, chico de cejas perfectamente retocadas. Que siempre pareces estar recién salido de la peluquería. Con tus músculos extremadamente esculpidos supuestamente producto de tantas horas de gimnasio. Que consumes perfumes y ropas caras normalmente de dos o tres tallas menos y que tu pluma confirma tu condición gay. Siento ser yo el que te lo diga, pero debes de ser una “musculoca”.

 MUSCULOCAS. TANTA TONTERÍA JUNTA NO PUEDE SER BUENO

Asistimos a una época en la que el culto por la imagen sobrepasa los límites de lo racionalmente comprensible. No es algo nuevo, pero quizá hoy haya alcanzando niveles enfermizos. Así, en el hedor a perfumes caros de los clubs gays de alterne nocturno, se vislumbran perfiles de imposibles cuerpos depilados en los que sus apretados músculos amenazan con hacer reventar costuras de camisetas y pantalones tan ajustados.

Tú también habrás podido observar que, en estos ambientes, es cada vez más difícil encontrar cuerpos de personas normales. Esos en los que, aunque no completamente olvidados de la mano de dios, presentan las razonables delgadeces o gorduras de una sociedad como la que habitamos. Y es que se hace muy difícil de entender cómo después de llegar a la cama a horas intempestivas, levantarse extremadamente temprano, trabajar malamente cobrando siempre poco, comer rápido y mal y tener relaciones sociales de calidad media, uno cuenta con el tiempo, dinero y humor necesarios para dedicarse a levantar pesas o ponerse a saltar como un loco en caros gimnasios. Pero aún cuesta más creer que la mayoría de nosotros, en esta sociedad, gocemos de esa calidad de vida envidiable, tan anunciada en esos medios de comunicación que nos marcan las pautas de los cánones de belleza de los que estas personas extremadamente esculpidas son víctimas.

Por todo esto, es posible que la realidad de lo que está ocurriendo sea que la mayoría de ellos se han visto obligados a malvivir y sufrir de las frustraciones que todos padecemos, pero a mostrarse siempre con una imagen diametralmente opuesta, luciendo un estupendo y eterno palmito con la mejor de sus caras posibles. Y todo esto, aún podridos por dentro a golpe de dietas proteínicas y fármacos hormonales. 

Así, según esta hipótesis, quedaría definitivamente derogado el dicho de que la cara sea el espejo del alma y quizá sea por este motivo que en la jerga gay se haya adoptado la acepción de “musculoca” para referirse a este tipo de persona que, ya padeciendo de una locura intratable (por otra parte comprensible ante tal situación insostenible), lucen cuerpos hinchados sin pelo y sonrisas tatuadas y para los que la pluma, raramente disimulable, normalmente contrasta sobremanera con esa imagen de machote de gimnasio. 

Llegados a este punto, parece oportuno, y con el fin de aplicármelo a mi mismo, atreverse a lanzar un consejo que nos podría ayudar a muchos: Disfrutemos de la vida conciliándonos con nosotros mismos y lloremos y riamos cuando toque, dejando de parecer lo que no somos porque, probablemente, esta sea la principal causa de enfermedad y muerte en esta sociedad del espejo, en el que, como en aquel cuento tan famoso, se ven reflejadas viejas brujas peludas obsesionadas con la imagen, preguntándose continuamente quién es la más bella y ofreciendo manzanas con drogas somníferas inyectadas.

Fuente: http://www.blogonlyapartments.es/Musculocas/

MARILIENDRES

SINOPSIS

A ti, mujer de la noche, ¿tienes el honor de contar con un gran amigo gay?, ¿Intentas estar junto a él en toda ocasión?, ¿sientes una curiosidad desenfrenada por los vericuetos de sus inestables relaciones? Siento ser yo el que te lo diga, pero debes de ser una “mariliendre”.

 MARILIENDRES

A un gay le revolotea siempre un enjambre de amigas incondicionales cómplices de sus fechorías más ocultas que, con un morbo inusual, se interesan por cada detalle escabroso de cada hazaña que emprende haciendo hincapié en los datos más íntimos, esos que nunca contarías a nadie. Entre ellas, siempre hay una, la abeja madre, que nunca se separa de él, que, como si de una relación de dependencia patológica se tratara, necesita estar en cada paso que da y, cuando por cualquier compromiso insalvable no le es posible asistir a su nueva batalla, se las pasa mensajeando o llamando cada quince minutos con una sed insaciable de información, como si su ausencia implicase el perderse un acontecimiento irrepetible.

Es verdad que para ambas partes, al gay estupendo y su mariliendre asociada, esta relación le conviene cual relación simbiótica, esa en la que, aunque se perjudique un poco, es siempre mayor el beneficio supuesto. Los dos ganan no sólo de la amistad con la que cuentan, tesoro del que no se puede prescindir tan animales sociales como somos, sino porque, en esa jungla de la nocturnidad desenfrenada, el gay apantalla todas las agresiones sexuales de las que las chicas son objeto al actuar como escudo antimisiles. Visto lo mucho que se reprime un “hetero” antes de entrarle a una guapa con maromo a su derecha. Así, con la seguridad que esto supone, ella observa lo que pasa a su alrededor afilando sus largos colmillos, para, una vez seleccionada su presa desde la sombra que el gay describe, saltar cual mantis religiosa a decapitarla de un zarpazo. Por otra parte, gracias a la presencia de la mariliendre, el gay es capaz de acceder a un menú de chicos más o menos heterosexuales (se va imponiendo la acepción de “heteroflexibles”), normalmente ausentes en esos lugares de ambiente en los que su mariliendre tanto se aburre. 

Los dos se divierten sobremanera con las confusiones creadas ante la complicidad de la que hacen alarde en sus apariciones públicas, sabedores de lo dada que la especie humana es haciéndose películas en su cabeza y tender a emparejar a cada oveja con su pareja. Incapaces de discernir, a partir de cierta hora de la noche, lo que es verdad del mero producto de su imaginación. Por este motivo, la otra cara de la moneda es que el perjuicio también existe en esta relación cuasi-patológica y, a veces, el potencial éxito del cortejo se esfuma a causa de la estrecha cercanía de abeja y zángano. De esta manera, la mariliendre habitualmente comenta entre risas que su gay le espanta a los pavos reales y que por su culpa no se come un rosco, vamos, que en ocasiones la perjudica. Puntualmente, a él le pasa algo parecido y es que ese teatro se hace tan creíble que terminan cual pareja mal avenida marchándose juntos del garito agarrados de la mano y borrachos como cubas después de haber disparado hacia todos lados sin mal presa en el saco atontada por algún perdigón perdido. Esto les lleva a, de vez en cuando, volver a las rutinas propias de su opción sexual, pero hay que ver lo mucho que se echan de menos en esas contadas ocasiones.

Fuente: http://www.blogonlyapartments.es/mariliendres/ 

EL LABERINTO

SINOPSIS

“¿Qué hacemos hoy?” Se me ocurren mil y una posibilidades como respuesta a esta pregunta, pero quizá ninguna tan excitante como la propuesta por esta iniciativa. Invita a cualquiera o visítalo tú solo porque, te lo aseguro, El Laberinto no te dejará impasible.

EL LABERINTO
Muchas son las propuestas de ocio ofrecidas en provincias como la de Barcelona, pero pocas las que dan la oportunidad de disfrutar imaginativamente y de manera interactiva a personas de todas las edades en un mismo espacio-tiempo. El reto al que nos somete El Laberinto es atemporal, no sabe de edades y se nos presenta como una instalación efímera que puntualmente ocupa un espacio inesperado en parques y jardines, plazas y plazoletas, calles y callejones o terrazas y azoteas al permitirle, su diseño modular, adaptarse a una ubicación u otra cualquiera que sea el lugar propuesto. El Laberinto tampoco sabe de la noche ni del día y su efecto, estéticamente tentador, se hace espectacular en cualquier momento.

El entresijo metálico de puertas y falsas puertas, paredes y falsas paredes, de caminos hacia ningún destino o de aquellos que te llevan directo a la salida, crea un espacio nuevo donde nunca hubo nada, es catalizador de risas y también de algún que otro cabreo pasajero en los que entran en él. Con la estética de la típica oferta de feriantes de circo freak, sus creadores llegan al emplazamiento, se sacan de la manga un laberinto, éste, y te lo ponen delante para que sientas el irrefrenable deseo de atravesarlo sin la seguridad del cómo ni del cuándo saldrás de él. La experiencia de sus años en funcionamiento garantiza un éxito seguro para una jornada lúdica distinta en la que tan solo el fin de la misma puede generar cierta rabia incontenible.

Dejarse llevar recorriendo el camino menos transitado de la imaginación, resolver sus acertijos y perderse por sus senderos, mirar al cielo descubierto desde su interior u observar a los otros a través de sus paredes invisibles es hacerse un regalo al espíritu porque el laberinto es lo imposible hecho realidad en el aquí ahora e invita a volver al mismo lugar mañana, a cerrar los ojos y descubrir que sin él, ahora, tan sólo queda el eco de sus voces. Y es que El Laberinto no es sólo su estructura, sino también sus traviesos ocupantes que, sin necesidad de explicación previa y al mirarse de reojo, se desafían a sí mismos en alcanzar la meta por ellos diseñada.

Durante el pasado verano, y tras haber intervenido en espacios públicos de festivales del Reino Unido e Italia, se instaló dentro de la programación cultural de Arenys de Mar y en Cerdanyola del Vallès, ambas localidades de la provincia de Barcelona.

Este año cuenta con el apoyo de la Diputación de Barcelona que subvenciona el 50% de los gastos que supone su montaje a los ayuntamientos que lo programen durante el 2011, por lo que verlo cerca de casa es ahora más fácil si cabe contactando con la compañía que lo creó a través de su página www.itinerania.com, pero, antes de que eso ocurra, puedes también verlo en acción mediante el enlace www.youtube.com/watch?v=XQcDV0PDXIo&feature=related. Ten en cuenta que El Laberinto no tiene fronteras, pero si sigues pensando en esta provincia donde poder disfrutarlo, ven y sumérgete en él.

Fuente: http://www.only-apartments.es/noticias/el-laberinto-de-cerdanyola-del-valles/

ME LO COMO POR LOS PIES

SINOPSIS

Cuando se le comenta a alguien acerca del nuevo candidato/a que te ha robado el corazón, se habla de su belleza inusual, sus ojos almendrados, su sonrisa arcaica, sus manos de pianista, su ingenio desbordante, su humor inteligente y un largo etcétera. Pero casi nunca se nos ocurre hablar de sus atractivos pies. Párate a pensar, ¿no hay ciertas personas a las que te comerías por los pies?

ME LO COMO POR LOS PIES

Sabemos que muchos de los deseos entran, en primera instancia, visualmente. Así, es común decir que se come por los ojos o se sufre del amor a primera vista. En este sentido, hay una rama del erotismo que poco tiene que ver con disfrutar observando genitales u otras zonas corporales más relacionadas con el sexo.

Los pies portan cierta información subliminal difícil de extraer y comprender a simple vista, produciéndonos excitaciones inusuales ante su sola presencia. Estas extremidades sostenedoras cuentan con una sensualidad excepcional quizá otorgada ante la importancia que por sí solos tienen en nuestras vidas.

Propongo un experimento, paséate por las calles de Barcelona observando la multitud de personas que, durante el verano, pasean a pies descubiertos. Pero intenta no mirarlos directamente a la cara ni al resto de sus cuerpos, fíjate sólo en sus pies. En alto porcentaje de los casos sentirás extrema atracción por muchos de esos apéndices y es en estos casos que has de levantar lentamente tu mirada hasta recorrer el resto del cuerpo para descubrir que el fenómeno de la atracción sexual está compuesto por infinidad de factores, entre los que ellos, los pies, juegan un papel protagonista. ¿Cuántas veces no has sentido atracción por la cara de alguien, pero a medida que desciendes se va difuminando hasta desaparecer al llegar a sus horrorosos pies? Lo que propongo es que, a partir de ahora, empieces por los pies y que al ascender te fijes en los demás en una manera reversa.

Ahora recuerdo un estúpido concurso que consistía en poner a prueba el grado de complicidad con el que cuentan entre sí los miembros de diferentes parejas. En una de esas estúpidas pruebas a las que eran sometidos, el también estúpido presentador colocaba tras un biombo, a través del cual era sólo posible ver los descalzos pies, a no sólo uno de los concursantes, sino también una infinidad de extras. Yo me ponía como una moto en esta parte del programa que, ahora pienso, veía sólo por estos quizá 3 minutos del mismo. La cosa consistía en que la otra mitad de la naranja distinguiese cuáles eran los pies del amado de entre el resto de opcionales pies. Tras unos segundos de duda, durante los que no sé si su mente disparataba sobre cuáles eran los pies más atractivos que le gustaría portase su pareja o si realmente se centraba en resolver el ‘quiz’ de la cuestión, el concursante, evidentemente, siempre acertaba, y digo siempre, los pies con los que tanto había convivido.

Navegando por Internet para saciar mis más mundanos apetitos he descubierto la existencia de miles de videos en los que, sin censura, se observan sugerentes pies y sólo pies en proceso de desnudez. Cual vedette bajando por su eterna escalera alfombrada el personaje desnuda lentamente sus pies, primero los zapatos (normalmente bambas de marca cuyo papel como objeto de deseo merece ser tema para otro post); luego los calcetines, proceso en el que el actor demora hasta provocarte una excitación ya imparable hasta dejar ver sus pies en primerísimo primer plano. Huesudos y largos, con uñas bien pulidas y limpias, tobillo prominente, arco bien definido, planta rojiza, empeine anguloso, deditos que parecen contar con vida propia… pero lo dejo aquí porque no quiero dar ideas a los que todo lo prohíben y pronto haya que pagar y verlos catalogados como no aptos para todos lo públicos.