miércoles, 19 de septiembre de 2012

SÍNDROME POSTVACACIONAL


'...me registré en una página de citas de internet aconsejada por una del grupito. Sesentonas las llamarán, pero estas están más puestas que yo en el tema que de aquí a Lima.'
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Ya me subí del moro. Las vacaciones por Marruecos terminaron. Ni preguntes. No me comí nada. Compré a última hora el paquete vacacional y, por perras, me ejercié el más púdico. Quince días dando tumbos siguiendo una apretadísima agenda. Eso sí, integradísima en un grupito de otros veinte españoles de no menos de sesenta. Simpaticones todos, pero ni orinar podía tranquila. Las visitas, estupendas. Los hoteles, fantásticos. Las comidas, ¿qué quieres que te diga? No las disfruté. Con este panorama vengo puestísima en arquitectura y chistes paupérrimos. Que siempre hay alguno agarrado al micro lo que duren los trayectos.

Cuando apareció el guía, mandé callar a las cotorras. Alto, morenazo, fuerte pelo en su cabeza, inmensa sonrisa de perfectos dientes y cuerpito bien apañado. Vamos, el mismito príncipe del cuento que ya venía a despertarme. Yo, que no me gusta una historieta, lo mareé hasta la muerte. Y no me suelta allí el niñato -después del cuarto mojito- que estaba comodísimo conmigo. Pero como con su propia madre. Que quería aprovechar para abrírseme en canal y confesárseme de lo suyo. Me dejó muerta. Y si tan solo fuera eso. Tras lo de su condición sexual me salió con otra ristra de no sé qué tipo de frustaciones.

Tras aquellas lágrimas que tuve que secarle, quedé aburrida como un tiesto. De allí me traje cultura, pero más ganas -si cabían- de zamparme un buen pavo relleno. No pude evitarlo. La mismita noche que llegué, comprobé si seguía allí aquel tremendo panadero con su panadería. Confirmada también la presencia de su señora esposa y bollos en mano, me registré en una página de citas de internet aconsejada por una del grupito. Sesentonas las llamarán, pero estas están más puestas que yo en el tema que de aquí a Lima.

Un tiempito dando vueltas y ya me vi al percal. Los que se ven con una edad muy malita. Se les pasa el arroz. Quieren tener hijos y yo, a mis cuarenta y tres y con mis tres bestias pardas, ya estoy cumplida. Algunos tienen chiquillos de otras relaciones. Se casaron con veintipocos y siguieron un patrón color muy gris. Acojonados. Sin poder traspasar sus barreras. 'Cuidado. El mundo está muy malito' -me suelta uno. 'Ni loco llevo a los niños al centro. Tan peligroso...' -el muy cobarde. Muchísimos ocultan intenciones demasiado poco serias. 'Dame tu dirección que me planto en tu piso' -dice. 'Espera bonito, que estoy haciéndome las uñas' -tuve que cortarle. 'Lo siento, pero yo no busco amigas'. 'Con las que tengo ya voy listo' -el espabilado. O los de 'yo no busco rollito'. 'Lo que quiero es una pareja estable'. 'Tradicional' -y ahí me mató.

Yo, mucho más estable que tantas. Pero ¿y una relación abierta? Cada uno retirado en palacio con su séquito y juntitos en 'villa de verano' cuando cuadre. Aún no vi ninguno de los que me diera un rotundo sí. Y ¿qué fue de aquellos 'amigos con derecho a roce'? La frase triunfó. Está claro que la práctica ya es otra cosa.  

SEXO, GÉNERO Y ROL SOCIAL. RELACIÓN SI LA HUBIERE


'La genialidad nada tiene que ver con el sexo y cerdos impresentables se infiltran en todos los colectivos'
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Un poner. Si en caluroso día de verano, algún entradito en años gai se te acerca e invita a un siempre mal preparado mojito a pie de chiringuito playero, tu reacción podría tener varias vertientes. Suponiéndote de esa misma condición sexual, podrías aceptar el ofrecimiento, beber el cóctel y pasarlo bien en su compañía durante lo que el bebedizo dé de sí. A pesar de su insistencia te disculpas tras la tercera ronda para seguir tu viaje mental, toalla en mano, al sopor de la cálida arena. Segundos tardarías en olvidarle y lo que dijo, hasta que se despida desde lejos con su media sonrisa y mano alzada en una apresurada salida del ruedo.

Maricón perdido como eres y sabedor de las pasiones que levantas en ese sector del colectivo, podrías meterte un subvencionado veranito a base de licores, cafeses y demás caprichitos agradecidamente invitado. Resultaría sucio e incluso te pueden tildar de putilla, pero nada más lejos de la realidad. Solo te meriendas al que te guste. Vamos, que de los mojitos no pasa la cosa en la gran mayoría de los casos.

Reacción muy distinta se espera siendo tú, por convicción, heterosexual. Predecible es una primera actitud de total rechazo no solo válida para invitadores gais. Ese mismo mecanismo se te pondría en marcha tratándose de travestis, transexuales o alguna de esas tan cachondas lesbianas que, como apetecibles horneados bollos, se dan cierto aire de malotes. Se espera que frunzas el ceño y que, con voz aún más agravada -como exagerando tu heterosexual masculinidad-, te cierres a cualquier sospechoso acercamiento.

Es la más torpe de las posturas. Si supieras lo que pierdes, con agrado aceptarías. Y no por el beneficioso efecto del mojito, sino porque podría resultar que, de una conversación como esa, obtuvieras la clave en la resolución de alguna de las pajas mentales que tanto te abordan.

Muchos heteros lo saben y van de gais. Entre gais la masculinidad está tan valorada como objeto de deseo, que cantidad de ellos se hacen los machotes. Muchas bollos princesean, mientras se ven a tantas heteras lustrarse a modo de perversos montaditos de cocina fina. Además, en ambos sentidos transexuales y travestis -hombre a mujer y viceversa-, tan sublime puede llegar a ser la transformación, que jamás los imaginarías interpretando cualquier otro rol.

La genialidad nada tiene que ver con el sexo y cerdos impresentables se infiltran en todos los colectivos. Siendo así, ¿para qué estarse definiendo como nada? Puertas adentro solo quien te acompaña y tú saben, mientras hacia fuera interpretas el papel que te convenga. Entonces, ¿qué sentido tiene el cartelito ese?

Sexo, género y rol social. Combinaciones de esas variables te convertirían en una cosa, otra o varias según el caso. Si lo que cuelga, lo que sientes e interpretas pueden tener poco que ver y cambiar a lo largo de tu derrotero, declárate desde hoy ser vivo y dejémonos ya de tanto encasillamiento.

sábado, 4 de agosto de 2012

GALLARDÓN. DE SORDO FARAÓN A MINISTRO DEL SILENCIO


SINOPSIS

Poco suele gustar el tema de la política y sus políticios. Si no es por sugerencia de una compañera, ni yo mismo me hubiese animado a contar algo así. Pero como mi ignorancia es de las más atrevidas, aquí la personal visión de un político en auge.

Gallardón. De sordo faraón a ministro del silencio

Todos tenemos una amiga en Madrid llamada Ana. La mía, aunque quede feo decirlo, es la mejor. Mi Ana es total. La tía tiene coraje y, desde tiempos remotos, anda dando saltos por el mundo. 'Aquí estoy para demostrar que una mujer sola puede viajar por culaquier lado' -me dijo nada más concerme. Era algo que sabía, aunque verla moverse me reafirmó aún más la cosa. Se lo patea todo mi Ana. No hace ascos a inalcanzables alturas ni a profundidades impensables. Ya debió sobrepasar la barrera del miedo porque, hasta hoy, a todo le encuentra la gracia.

Tan solo vi apesadumbrada a mi amiga cuando le tocó hablar de su ciudad natal. Curioso que personas como ella -tan acostumbradas a ver de todo- transmitan cierta tristeza cuando de su nido se trata. Ella cuenta que, desde sus primeros recuerdos, en Madrid hubo ruido. Cuando a finales de los ochenta se pudo comprar un apartamento en el centro, no se podía imaginar viviendo en otro sitio distinto a Malasaña. Nunca concibió ella aquellas calles sin otra decoración que sus escandalosas terrazas.

Pero un día llegó en que El Faraón ganó sus primeras batallas. Se instaló en el centro de Madrid y quiso terminar con el ruido imponiendo sus propias melodías. Según me cuenta, todos salieron a celebrar la última noche en que los bares abrirían sin hora de cierre. Y en esa misma tesitura se vieron retransmitidos en varios telediarios. Fue una especie de despedida de las noches sin hora. Pero llegó el fin del milenio y en Madrid ya se iba a poder dormir. Así fue como lo proclamó el monarca desde su sordera.

Se le olvidó aclarar que, en lo de dormir, exceptuaba a todos los vecinos que vivieran alrededor de las obras del mismo Faraón. No descansarían durante los años que se alargaran sus faraónicos proyectos. Nadie consiguió ya relajarse al verse afectado, también, por el endeudamiento de la ciudad o las inundaciones que las mismas obras provocaron. Perplejos observaron cómo cientos de restos arqueológicos destapados se cubrían rápidamente a golpe de cemento. Y no salen de su asombro presenciando el desarrollo que tienen los innumerables juicios que el ayuntamiento va salvando en Bruselas.

Aunque la ciudad pierda, El Faraón triunfa también en su última contienda y asciende a Ministro del Silencio. Sentado en el púlpito muchos reclamos hoy se acallan durante su mandato. Los desmanes reales pasan por alto y se silencian las voces que protestan. El pseudo-progresista pepero que se vanagloriaba de haber casado a las primeras parejas homosexuales del país, nos ofrece su nuevo golpe de efecto. Enmudece. Se calla. Pero no como mujer de vida alegre, sino como especie de reprimido sexual. Sí hombre, con esa misma actitud que algunos tienen de no parar de mirarte al tiempo que van poniendo caritas.

domingo, 15 de abril de 2012

Juan de Diego. Trompetista jazz con algo más que talento musical


SINOPSIS

En una ciudad como Barcelona, uno encuentra de todo. Las gentes en sus calles vienen y van. Curioso que, entre ellas, se paseen algunos protagonistas de su maltratado panorama musical. Para que no sea que desapercibidas pasen, el siguiente retrato. Sólo a cambio de un compromiso. Si por ahí lo ves, páramelo para saludarlo de mi parte.

Juan de Diego. Trompetista jazz con algo más que talento musical.

Fue tan intensa la nota que dio aquel trompeta, que supuso un esfuerzo sobrehumano resistirse a su magnética atracción. Dicen que su melodía vino del norte, con la marea. De igual manera en que, puntualmente, aparecen aves marinas en el centro de cualquier país interior. Su origen oceánico las delata y, de igual manera, este bilbaíno queda al descubierto entre el gentío barcelonés.

Alrededor de la perola bien caliente de un marmitaco -y de vez en cuando metiéndole mano con cuchara de palo- se le ve disfrutar empapado en su propia salsa. Comentan que, en sus mejores días, alcanza tremendo afinamiento también entre fogones. Quizá practique lo que podría denominarse como 'gastronomía musical'. Hasta lo que sé, del contenido de sus perolas nunca quedan rastros. Por algo será que me recuerdo, la última vez, absorto junto a la vacía cacerola. Me relamía mientras flotaba sobre la metálica nota que él mismo rebotaba contra las paredes.

De su curiosidad deben venirle sus dotes de conversador y gran conocedor. A grandes charlas invita su compañía e, incomprensiblemente, a uno le dan las tantas enrededado entre sus vericuetos dialécticos. Rozando lo ininteligible, siempre despierta carcajadas tras conducirte a la certeza de que nada sabemos. Quizá sea la esencia de su manera de hacer con la trompeta. Con la vida misma.

Viéndole interpretar, derrocha la humildad del que se sabe en el camino. Aderezada con la seguridad del que también disfruta de demasidas tablas, su personalidad resalta entre los componentes de sus distintas formaciones. Entre éstas, Freaky trío y Juan de Diego trío son primeras y, quizá, con más 'de Diego' esencia. Actualmente, el hoy también padre dosifica su energía entre DeDiego Brothers y Trakas. La segunda, más radiactivamente subversiva, bucea en el jazz-groove. En su expediente, presume de haber actuado en el XXI Festival 'La Hora del Jazz' y, tras un intenso mes de Marzo, ensaya la próxima puesta en escena para finales de Abril.

Entre sus publicaciones, 'Kea' de Freaky trío -Artimaña Records, 2003-, 'Panza de burro' de Juan de Diego trío -Errabal, 2008- y 'Odola Sangre' de DeDiego Brothers -Errabal, 2010-. Con Trakas, dice estar cocinando 'Erbestea' que, significando 'exilio', promete desvelarnos la receta de la 'Calçotsalda'. Derivación de la típica porrusalda vasca, aunque sustituyendo puerros por calçots amb barretina.

Aunque malas lenguas critiquen sus dotes al volante, capacidad de liderazgo le supura por los poros. Nadie explica bien, entre sus misterios, a qué responde esa sonrisa que sus alumnos lucen. Licenciado en Ingeniería Técnica Industrial -Bilbao, 1993- y con el Título Superior de Trompeta concedido por el Conservatorio Superior de Barcelona -2003-, Juan De Diego hoy callejea con la vehemencia del que se sabe superviviente al período más negro de la música en directo -particularmente para el jazz- en la ciudad de Barcelona.

viernes, 24 de febrero de 2012

Ladronzuelos y el arte del engaño


SINOPSIS

Me quedo bobo con las artimañas del engaño. Tras uno demostrar desinteresadamente su confianza, a menudo queda convertido en protagonista de una maquiavélica trama. Lo doloroso del tema no es tanto lo perdido, sino esa desazón, esa tristeza sufrida al ser objetivo de la traición de un semejante. No sé ahora quién lo dijo, pero sus razones tendría al afirmar amar más al perro mientras mayor conocimiento adquiría de los seres humanos.

Ladronzuelos y el arte del engaño

Ocurrió una tarde-noche en que iba yo de lo más tranquilo tras unas brazadas en la piscina del gimnasio. Entiendo esa sonrisa. Dado el diámetro actual de mi cintura, bien sabes que dejé de visitarlo hace tiempo. Pero antes, cuando iba, iba de verdad. Estaba yo buenísimo y mi cuerpo serrano salía de aquel recinto en el estado narcótico que se le queda a uno después del deporte bien hecho. Pues resulta que en ese sopor -como levitando fuera de mi- una muchacha de muy buen ver me abordó.

Era más o menos de mi edad y, atendiendo a los términos empleados, de elevado nivel cultural. Con cara de preocupación relató cómo, incomprensiblemente, había salido de casa olvidando móvil, cartera, llaves del coche y de la puerta de esa misma casa cuya cerradura, ahora, impedía su acceso. Decía no ser de allí y carecer de familia cerca o cercana a la que acudir en tal circunstancia. El cerrajero pedía 80 púas por venir a resolverle la papeleta, pero no contaba ella con duro encima ni para llamar desde cabina alguna

Yo, que soy de quién sabe dónde, cuya familia suelo tenerla tan lejos y al que el despiste heredado por línea materna me ha llevado a perder y perderme, olvidar y olvidarme tantas veces, me sentí totalmente identificado. Ponerme en su lugar no me costó nada y enseguida me lancé a buscar algo que darle. Como de costumbre, nada había que rascar, pero ella -más que viva- sugirió acompañarme hasta el cajero más cercano. ¿Te puedes creer que ni lo dudé?

Y así íbamos los dos. Yo con cara de pánfilo y ella de tranquila felina en la oscuridad de una de esas calles de la Barceloneta. Hasta se metió conmigo dentro del cajero. Yo bromeaba con alguna tontería al tiempo que ella no escatimaba en agradecerme el gesto, empecinándose, además, en apuntarme su número telefónico. Que por favor llamara mañana mismo para devolverme lo prestado. Y yo que sí. Que no se preocupara. Hoy por ti, mañana por mi.

Tras dos besos con abrazo, la muy lista se llevó cien de los doscientos pavos que quedaban en mi maltratada cuenta. Más ancho que pancho, cogí camino a casa con la satisfacción de la buena acción diaria y con la seguridad de haber sembrado una nueva amistad.

Vaya fiasco. Desde la hora del café en el curro -once de la mañana- empecé a llamar. Aunque con ilusión al principio, mi mirada iba perdiendo brillo tras cada fallido intento. En el de las diez de la noche tenía yo tal cabreo, que no pude resistir el ponerla fina en su contestador automático. Ese que, para más inri, me cobraba no sé cuántos céntimos cada vez que saltaba.

Caliente como un chucho dije a la máquina desear que se viera obligada a gastar el dinero en medicinas. Que había ganado esa pasta, pero perdido por siempre algo mucho más valioso: la confianza en ella depositada por un nuevo ser. 


martes, 21 de junio de 2011

OJOS DE ZOMBI –del ocio en Barcelona, su violencia y cultura de lo prohibido–

SINOPSIS

En la deseada, envidiada, ansiada, querida, anhelada, pretendida y preferida ciudad de Barcelona, se está de escándalo. Ofreciéndote más ofertas de ocio de las que uno nunca abarcaría, su ritmo se te mete por la venas. Lo normal es que uno viva medianamente tranquilo, con su entorno más o menos controlado. Siempre a ese mismo compás al que uno pronto brinca por sus calles. Pero, como en todo, esta ciudad también tiene su cara B.

OJOS DE ZOMBI 
–del ocio en Barcelona, su violencia y cultura de lo prohibido–

Como zombi presencié la manera en que unas cuatro o cinco carroñeras ratas de cloaca destrozaban físicamente –desvalijándola también– a una persona presuntamente extranjera en el Carrer dels Escudellers. Nosotros, un grupo rebotado del último garito en cerrar, vimos brincar su cabeza contra los adoquines. Cuando alcancé el cuerpo sobre su charco de sangre, dos de los nuestros intentaban reincorporarlo apoyándolo contra la pared mientras alguien telefoneaba a la ambulancia.

Pero de la nada aparecieron aquellos sucios rateros. Con acento de aquí –de barrio de aquí– nos increpaban a que lo dejáramos tirado, que era un hijo de…Y aunque alguien les gritó que ya estaba bien, que lo tenían medio muerto, no atendieron a razones. Como impotentes zombis nos tuvimos que apartar de la carroña dirección ramblas.

A esa altura, nunca debí girarme. Observé cómo sus cuerpos ya se tragaban al de la víctima. Vi cómo sus brazos entraban y salían de la masa de carne a la que, arrebatándole todo, seguían machacando. Se me vino a la cabeza una de esas escenas de los documentales que tanto echan sobre vida salvaje. De cuando, en manada, los miembros ágiles se organizan para la cacería de una potencial presa. Ya a su merced, mareada de tanto zarpazo, finalmente saltan sobre ella como posesos, asegurándose las mejores vísceras. Por  supervivencia, se supone.

Como inútiles zombis, había unos diez de los miembros del mismo cuerpo policial –no exagero– con sus coches aparcados en medio del paseo. Más de uno de los nuestros saltó a informarles del hecho. Que por favor corrieran a salvarlo. En tono grave, como zombi, a uno escuché decir: ‘tenemos cosas más importantes que resolver, señorita’.

Yo, zombi, sigo preguntándome qué sería tan importante. Quizá apatrullaran en modo zombi para que no se instale ni una más de las por orden establecidas zombis estatuas humanas. Ni de las aceptadísimas y honorables prostitutas zombis de la zona. Quizá para evitar que los zombis vendan latas de cerveza a los extranjeros zombis o para asegurarse de que zombi ninguno coma, beba alcohol, escupa, orine, ande sin camiseta o, lo que sería peor, desnudo por esos lares. Desnudo fue como debieron encontrar el cuerpo de aquel supuestamente forastero, ya zombi, los mismos zombis de los servicios de urgencia.

Atraídos por la llamada, cual zombis vienen los guiris a desmadrarse ya del todo. Se les anima a acudir en rebaño y hasta las cejas ponerse desparramando billetes. En festivalones miles pueden hacerse aún más el zombi si pueden. Total, durante cuatro días que van a estar aquí, para lo que ingresos genere permisividad absoluta. Aunque no haya dos iguales, para muchos llevan el dólar en sus ojos impreso. Mientras, en ese mismo escenario, habitamos el resto con nuestros ojos de cartón en mirada de zombi.

Esta ciudad es un lugar increíble. Plena de estímulos enriquece el alma. Vente, pero, contrario a la mayoría, intenta sonsacar a tantos de los que aquí viven el brillo del que carecen en sus ojos de muerto viviente.

Parcialmente publicado en:

martes, 7 de junio de 2011

Decálogo de un fiestero. Diez consejos básicos


SINOPSIS

No es lo mismo ir que estar de fiesta. Cuando ya estás, poco se puede hacer para remediarlo. Pero al ir de fiesta puedes, con tiempo, preveer ciertas cosas que asegurarán el éxito de la misma.

Decálogo de un fiestero. Diez consejos básicos

Lo confieso, soy fiestero. Me pone muchísimo una fiesta rodeado de golfos y golfas. La planeo con premeditación y alegoría. A medida que la fecha se acerca, el nervio me carcome. Movilizo a todo el mundo. Lo publico en el facebook. Informo a los que encuentro por la calle. Amenazo con armarla cual bestia parda.

Yo soy fiestero porque el mundo me ha hecho así. Me encanta la sodomía, la lujuria y todos esos pecados. Me pongo cerdo. Afilo mis colmillos. Me paso la hostia. No paro. Hablo por los codos. Del baño a la pista y de la pista al baño. Miro al que está a lo lejos, mientras me dejo hacer por el de más acá. Seduzco a la que clavó su mirada, al tiempo que discuto con otra a mi derecha. A todo digo que sí. Y otro cubata. Ahora al baño.

Llega un momento que no recuerdo nada. La cara se me pone así, como de cartón. Al final del tercer día, no soy persona. Tras cerrar local por local, quemar todos los cartuchos, una especie de rayo cósmico atraviesa mi cuerpo y escucho mi voz interior ‘¡¡¡Tira pa casa ya!!!’ Agarro chaqueta y, con cabeza gacha, me retiro. Luz desintegradora y taxi para casa.

Pasados tantos años, algo he aprendido y diez podrían ser los consejos básicos:

1                    Aliméntate como es debido días antes. Incluso prepara comida para la vuelta. Tres días sin comer son demasiados.
2                    Selecciona bien lugar y gente con quien quieres empezar la cosa, porque del final de la misma, a priori, nunca tendrás pistas. Rodéate de esos amigos que sabes que te quieren y cuidarán de tu locura. A los pesimistas, ni los llames.
3                    Haz acopio, con suficiente plazo temporal, de las golosinas que querrás consumir. Pero nunca demasiado pronto. Corres el riesgo de metértelas antes de tiempo.
4                    Elige bien el modelito. Nada del otro mundo. Sí esas prendas que, aún ‘viejunas’, impriman la seguridad necesaria llegado el caso.
5                    Ya en el día X, tómatelo con calma. Apura el tiempo al máximo. No hay nada más desagradable que llegar el primero y siempre está bien el protagonismo de hacerse esperar un ‘tiempecito’.
6                    Empieza despacio. Tienes dos días por delante y de tu prudencia, ahora que puedes, dependerá el estado en el que acabes.
7                    En las fiestas nunca te sientes. Siempre puede apalancársete cualquier indeseado.
8                    Con el ‘morao’ en lo alto, acude de vez en cuando a arreglarte ante el espejo. Esa pinta de fresquito recién llegado es siempre un valor añadido.
9                    Si al final del segundo día tienes un prometedor planazo, márchate ahora que estás a tiempo. Pasado cierto umbral ya no habrá retorno.
10                Y si el plan no surgió, no hagas como yo. Aguanta lo posible, pero vete con tu cabeza aún alta. Evita cerrar ese último bar donde ya solo quedan los restos del fin de semana.

Fuente: http://www.blogonlyapartments.es/diez-consejos-fiesta/

El paro y la lepra. Relación si la hubiere

SINOPSIS

Hay que ver lo mucho que se te estima mientras estás trabajando y lo insignificantemente invisible que pasas a ser cuando, desde el paro, emprendes la búsqueda de trabajo. Trabajar o no trabajar, ‘that is the question’.

El paro y la lepra. Relación si la hubiere

Fácilmente caes en el olvido. Aunque trabajes a destajo dejándote la piel. Aún esmerándote en crecer mediante cursos miles y aprendiendo lo incomprensible. Saliendo siempre después del jefe a sabiendas de lo mucho que le fastidia que de otra manera sea. Tirando de carretas y carretones. Nunca premiado y normalmente ninguneado, cual papel inservible te arrugan y lanzan a la papelera.

Mientras estás en activo, para todo cuentan contigo. Te instan a realizar labores para las que no estás preparado. Te asignan más responsabilidades. Te motivan tratando de venderte motos que, de ninguna manera, te corresponderían. Prometen oro y moro asegurándote hasta vida eterna si sigues las recomendaciones. Pero la eternidad tiene otro significado en sus diccionarios. Es efímera en ese léxico. Tú, que te veías para siempre en aquellas filas, llega el día en que intuyes lo peor.

-      Arturo, vente a mi despacho –dice el jefe con tono de pocos amigos.
-      ‘A sus órdenes’ –piensas para tus adentros y de camino ya prevés la que se te viene encima.
-      Como bien sabes, la empresa está pasando por momentos difíciles y la situación actual nos obliga a prescindir de ciertos empleados –para ti ya no hace falta que continúe, pero él erre que erre– los ingresos han menguado y aunque soy consciente de la dificultad que supone el bla, bla, bla…–una hora de monólogo para terminar informándote de que no renovarás tu contrato. Vamos, que no requieren ya de tus servicios.

Cuarenta y cinco tacos y de cabeza al paro. Tres bocas que alimentar y un solo oficio tras años de servicio. Profesional hasta la médula, pero infectado de esa enfermedad tan contagiosa, el paro. Porque ser parado sería como tener lepra. Te aíslan en observación y se ponen mascarilla para atenderte en abarrotadas salas de espera. Al contarlo, la gente pone cara de asco, como de que hueles mal. Siempre dan esperanzas, pero nadie se anima a prestarte ayuda.

Tu perfil es demasiado específico y no existen ofertas que se ajusten a lo tuyo. Cuando a la desesperada dejas caer que andas buscando trabajo y comentas lo dispuesto que estás para cualquier cosa, todos dicen lo mismo. Todos.

- ¿Pero tú que sabes hacer? – preguntan con soberbia.
- Bueno, soy doctor en física nuclear y master en mecánica cuántica, pero valgo para cualquier cosa. Aprendo rápido, me comprometo al máximo y me esfuerzo en mejorar cada día –dices. Por muy elocuente que pretendas ser, lo siguiente se ve venir.
- Ahora mismo no se me ocurre nada, pero si me entero de algo te aviso –y ya sabes que eso nunca ocurrirá.

Con la misma –aunque más agravada– enfermedad, vuelves a casa. Te tomas el medicamento prescrito y mañana será otro lunes. A la sombra o al sol, pero lunes al fin y al cabo. En fin, ¿qué más dará el día?

Quizá el paro represente la oportunidad de moverte por el mundo. Si así lo crees, vete por ahí y quita ya esa cara de enfermo. 

Fuente: http://www.whattovisitinmalaga.com/es/elparo/

domingo, 17 de abril de 2011

DEL TRASIEGO POR LA VIDA


Si un hipotético observador sentado en esos bancos de mampostería que suele haber en los andenes del metro –línea tres, cuatro o cualquier otra, no importaría– observara a otro supuesto sujeto que, dentro del vagón y sometido al desplazamiento del mismo, lanzase en la vertical una posible pelota, observaría a la misma desplazarse en la horizontal a lo largo de una distancia y tiempo en suspensión que nada tendría que ver con lo que el lanzador aprecia. Es decir, muy diferentes son las vidas dentro y fuera de la máquina. Dentro o fuera, la esencial diferencia. Se suele estar animado en movimiento y tediosamente aburrido mientras, quieto, esperas tu próximo destino.

Hay que ver cómo te obnubilas cuando, desde fuera, anclas la mirada a los ojos de alguien que va dentro del vagón a punto de arrancar. Pareciera que, con la intensidad suficiente, se describiera un irrompible hilo conector tan resistente como para superar a los mismos motores que mueven los vagones. Ya engullida por el túnel, intentas grabar para siempre la imagen de esa mirada. Pero es imposible. Aquella fotografía y su recuerdo se deshicieron producto de la aceleración para no volver jamás. O cuando intentas, desde el mismo andén, observar todo lo que dentro vuela hacia su destino. En el vagón, el que mira observa cómo los ojos se te agitan con rapidez de derecha a izquierda. Como cuando lees rapidísimo, pero a la inversa. O como si, a ritmo constante, tus ojos soltasen cada imagen para volver al punto de origen a capturar una nueva.

A veces me planteo lo aleatorio de que determinadas personas coincidan en un mismo vagón. La pregunta radica en qué es lo que determina que seamos nosotros y no otros los que entraron en ese instante. Propondría celebrarlo. Irnos todos a tomar unas cañas en el primer bar al salir de una de las estaciones. No sé, en ese bar con terraza esquinada frente a Sant Antoni, por ejemplo. Podría resultar que la eventualidad del fenómeno suponga el comienzo de una prometedora relación. Que incluso montemos un colectivo de amigos que, a partir de entonces, se reúna en el mismo lugar y a la misma hora para el resto de sus días. O que nos animásemos a montar una empresa común de gran calibre.

Rodar en el metro sería como viajar a países diferentes con sus distintos climas y peculiaridades. Con la de sangre roja corres como loco por arteria principal hacia el país que está en el centro corazón que siempre bombea. La amarilla sol te dirige a esos en los que se descansa en eterno y cálido veraneo de playa. Con frío viajas en la azul, a los del norte, los del frenético trabajo. A la naturaleza de la montaña vas en la verde ecologista y, finalmente, para dirigirse a los más excéntricos en efervescente creación artística se viste uno de violeta, mezcla de rojo y azul. Así sería cómo los colores acompañan también en tu viaje.

Ligeros roces, coincidencias del espacio/tiempo, cruce de miradas, viajes encontrados, desencuentros del ir y del devenir. Colores para cada estación del alma. Al final va a ser verdad que la magia del trasiego por la vida resida más en el medio que en el propio fin.

Fuente: http://relatscurts.tmb.cat/ca/relat/lliure/4316

jueves, 24 de marzo de 2011

Afán conspiratorio


SINOPSIS

Como en aquella vieja y cansina canción con melodía operística que popularizó hasta el hastío el grupo español Olé-Olé, “conspiración, conspiración, es la manera de llegar a ti”. Y de esa manera, muchas de las teorías conspiratorias que tratan de darle sentido a lo que a nuestro alrededor acontece –aunque tremendamente disparatadas– llegan a nosotros por el atractivo literario que la simple conspiración tiene. A pesar de esto, no todas quedan  incapacitadas, porque conspiraciones siempre hubo y habrá y, por otra parte, en esta sociedad del consumo la conspiración por hacernos consumir es un siempre reiterado objetivo.

AFÁN CONSPIRATORIO

A todos los que tendemos a pensar en extrañas conspiraciones orquestadas por poderosos desconocidos para cualquier fenómeno observado en nuestra sociedad, se nos suele acusar de padecer de patológico afán conspiratorio. Es verdad que cuando los hechos no presentan un claro y evidente origen racional, lo más sencillo es buscarles rocambolescos argumentos que, muchas veces, pecan de tremendo desatino. Evidentemente, esta tendencia no es la más acertada si lo que se pretende es acercarse a la veracidad, pero ojo, dar por sentado el argumento oficial, justificarlo ciegamente porque se encuentre respaldado por oficiosos grupos de poder o pensar sistemáticamente que lo real es lo publicado en esos sospechosos medios des-informativos, sería permanecer voluntariamente a la sombra del acontecimiento.

Para cada evento de repercusión social existe siempre un firme argumento aceptado y divulgado en semejantes términos desde distintos orígenes. Al mismo tiempo, mil y una ensordecidas hipótesis minoritarias tratan de darle otra explicación alternativa. La idea con la que nos quedamos no siempre es la más lógicamente argumentada, pero sí la que más ruido hace. Esa que nos llega desde distintas fuentes como misiles des-informativos y cuyas ondas expansivas nos inhabilita para la escucha de otros posibles pensamientos. Esos otros que, por muy cercanos que estén al sentido común y a la lógica aplastante del mismo hecho, quedan menospreciados y olvidados entre el insuperable ruido de fondo.

Si lo que se quiere es la verdad, la objetividad ­ –algo del todo inalcanzable por mucho que se pretenda– habría que darle la espalda a ese pensamiento único de manera sistemática. No por improbablemente erróneo, sino por escandaloso. Esa verborrea llega más pronto que tarde a nuestros oídos y, lo más triste de todo, a nuestro inconsciente colectivo sin esfuerzo maldito. Y todo gracias a las tan sutiles artimañas que, producto de años de experimentación con nuestras debilidades, la de nosotros los consumidores, ponen en práctica  los hoy especialistas en propaganda mediática.

Si es la realidad o imparcialidad lo deseado –algo que en su totalidad nunca lograremos– deberíamos afinar nuestro oído y abrir al máximo nuestros ojos para desparramar la vista. Ver más allá y hacer acopio del conjunto de hipótesis menores por muchas que estas sean y por complicado que el ejercicio resulte. Meterlas todas, también las más absurdas, desordenadamente en el saco de nuestro entendimiento y dejar que entre ellas interaccionen para que el día menos pensado, cuando ya te habías olvidado del tema, sea el sopor de una agradable siesta lo que haga encender la bombilla que haga encajar todas las piezas.

Cuidado, en la conspiración casi nunca se encuentran las causas de nuestros problemas, pero jamás las hallaremos cuando son interesados vendedores de madres los que pretenden acercárnoslas.

lunes, 14 de marzo de 2011

Elegancia y solomillo. Relación si la hubiere


SINOPSIS

No eres bello por tu pelo, perfilados músculos ni modernas vestimentas. Lo eres por tu ser en movimiento, por lo que dices y haces. Tu elegancia aflora desde dentro hacia fuera y nunca en sentido inverso. Todo lo demás son perecederos aderezos.

Elegancia y solomillo. Relación si la hubiere

Pronunciando la palabra “elegancia”, pensamos en grandes divas: Ángela Molina, Luz Casal, Concha Piquer, Yma Zumac o Eartha Kitt, por citar algunos ejemplos. Nunca pensarías en Belén Esteban, Fabio MacNamara, Torrebruno o La Terremoto de Alcorcón como merecedores de tal distinción. Dudo de si se nace o se hace y, más aún, después de una frase que escuché y que motivó el presente post.

Valorando injustamente las cualidades de los personajes que se contoneaban frente a nuestras narices, alguien afirmó: “…no te equivoques, la elegancia es resultado de varias generaciones a base de solomillo”. Ostras, me dejó boquiabierto. Enseguida acudió a mi memoria esa odiosa frase: “de casta le viene al galgo” que, a colación, resalta las cualidades de una persona cuyas habilidades y méritos vienen impresos como característicos de su linaje familiar. Mal que nos pese, el hijo del farmacéutico heredará la farmacia, el del catedrático la cátedra y el del noble, en estos absurdos regímenes monárquicos, sus títulos y riquezas.

Riqueza y elegancia no deberían venir unidas, pero sí es verdad que en las biografías de muchos representantes de la “casta” de elegantes  –según aparecen en nuestro cultural imaginario– se encuentran reseñas históricas que los conectan con pasados de poco o ningún sufrimiento económico. La misma Real Academia, cada vez más decepcionante por poco real y tan académica, define la palabra “elegante” como dotado de gracia, nobleza –donde fallamos la mayoría– y sencillez, donde la mayoría de nobles fracasan. Pero la más reveladora de las definiciones que aporta para “elegancia”, la relaciona con la forma bella de expresar los pensamientos. Y ahí es donde elegancia y solomillo tienen su encontronazo. Porque, aunque también define elegante como la persona con buen gusto y distinción en el vestir, la inteligencia emocional necesaria para expresar galantemente nuestros pensamientos, viste y perfuma al más andrajoso.

Como ilustración, aprovecho para homenajear a uno de los personajes que más elegantemente expresó su discurso de investidura tras veintisiete años de andrajosa e injusta cárcel. Él dijo:

“Nuestro miedo más profundo es reconocer que somos inconcebiblemente poderosos. No es nuestra oscuridad, sino nuestra luz, lo que más nos atemoriza. Nos decimos a nosotros mismos: "¿Quién soy yo para ser alguien brillante, magnífico, talentoso y fabuloso?". Pero en realidad, ¿quién eres tú para no tener esas cualidades? ¡Eres un hijo de Dios! Empequeñeciéndote no sirves al mundo. No tiene sentido que reduzcas tus verdaderas dimensiones para que otros no se sientan inseguros junto a ti. Hemos nacido para manifestar la Gloria de Dios, que reside dentro nuestro. Y Él no habita únicamente en algunas personas. Habita en todos y cada uno de nosotros. Y a medida que permitimos que nuestra luz se irradie, sin darnos cuenta estamos permitiendo que otras personas hagan lo mismo. Al liberarnos de nuestros propios miedos, nuestra presencia automáticamente libera a otros.” –Madiba o Nelson Mandela, 1994–

miércoles, 9 de marzo de 2011

Protestas en el mundo árabe y falsas democracias en jaque


SINOPSIS

Las actuales revueltas populares nos cuentan que, con el poder en nuestras manos, podemos hacer girar al planeta en sentido contrario. Todo parecería determinado, inmóvil, pero viendo cómo la misma gente pone en jaque a sus gobiernos, obtenemos pistas de hasta dónde podemos llegar.

Falsa democracia en jaque

No podía ser de otra manera. El mundo musulmán está ofreciéndonos la gran lección que debemos aprender de una vez por todas. El poder es del y para el pueblo, y los que juegan a la manipulación desde ilegítimos sillones, tienen sus días contados. Por fin observamos cómo se tambalea el manido sistema que quieren hacernos tragar. Si decimos no, es que no, y ya pueden sacar toda la fuerza de sus cañones. Hoy matarán a treinta, pero detrás vienen tres mil treinta a agotar sus balas. Por fin es posible verles con cara de asustados reuniéndose de urgencia, buscando alguna manera de afianzarse en el poder. Hagan lo que hagan, está decidido. Se van por donde han venido y no hay negociación en este asunto.

Los dirigentes del resto del mundo mantienen dictaduras que interesan cuando interesa y eso pasa factura. Desestabilizan regiones vendiendo armas y metiendo el pie con oscuros negocios cuando necesitan el caos. Que lo sepan, ya no sirve la excusa del secreto de estado. Más que secreto, a voces se saben sus intenciones gracias a plataformas como WikiLeaks, esas que les van a seguir haciendo la vida imposible. Nosotros elegimos en elecciones dudosamente democráticas y nosotros decidimos qué, cuándo y cómo se hacen las cosas.

Llegó el momento en el que ya está claro que representan intereses de grandes corporaciones, bancos  y empresas que, fraudulentamente, nos roban con impunidad. No hay más que revisar las medidas que han tomado en la actual y cansina crisis económica. Hoy perdieron su credibilidad. A ellos, que juegan a la sucia política de la falsa democracia esmerados en concentrar el poder en manos de pocos, se les acaba el chollo. Podrán censurar información, encerrar en cárceles a líderes populares y hacer más ruido para que sus voces no se oigan. Afortunadamente, detrás vienen otros a tocarles lo que ya saben. Sin tregua, sin compasión. No hay marcha atrás.

Nosotros, los ciudadanos del norte, parecemos soberanamente estúpidos. Tan eruditos y engreídamente civilizados que creemos ser, fácilmente nos engañan con la verborrea propia de la tecnócrata economía. La que han inventado para que no nos enteremos de nada. Nos hablan de política económica, nunca social. De cifras que jamás seremos capaces de manejar en nuestras limitadas conciencias. Nos atontan con absurdos espectáculos futbolísticos. Nos hipnotizan con inmejorables propagandas neoliberales. Atolondrados por el agotamiento, nos vamos a la cama para mañana acudir a nuestros trabajos –los que tienen uno– y repetirnos en la hora del café, literalmente, el argumento que nos enseñaron en la tele, el periódico o la radio. Es el mismo en distintos formatos. Dejemos ya de creer en la pluralidad de los medios, porque la mayoría son las voces de esas empresas que ansían el poder. Y, por favor, que las revueltas de Túnez y Egipto representen, por fin, el principio de un imprescindible cambio.


Fuente: http://www.whattovisitinmarrakech.com/es/mundo-arabe/

lunes, 28 de febrero de 2011

Rajoy y Tejero en Canarias

SNOPSIS

Canarias elegida por Tejero y Rajoy para pasar esta semana. ¿Se habrán visto estos dos personajes de la vida pública española?

Rajoy y Tejero en Canarias

Como dice el titular, ambos personajes han compartido la Comunidad Autónoma Canaria en una ajustada semana. Si amistosamente se han reunido o no permanece en la incógnita, pero este hecho sí daría para elucubrar un posible titular: ‘El PP y el 23-F, relación si la hubiere’.

Acto electoral del PP en Las Palmas de Gran Canaria
Mariano Rajoy, ese de muy dudoso carisma líder de la derecha más recalcitrante de este país, ha visitado la capital de la Provincia de Las Palmas para participar en uno de los primeros –si no el enésimo en este siempre en campaña pueblo– actos electorales. El mismo, se ha celebrado en la atestada por muchos convocados a cambio de bocadillos, Institución Ferial de Canarias de Las Palmas de Gran Canaria.

Objetivo, presentar los candidatos del PP a los 21 municipios que tiene la isla para las próximas elecciones autonómicas. En tal acto, se le ha escuchado soltar perlas del tipo: ‘cercanía, atención a los problemas de la gente y austeridad para cuidar el dinero del contribuyente’, además de que la política social de su partido es ‘la creación de empleo’.

Eso sí, ni palabra de su personal vara de medir para el grado de corrupción al apoyar tan fervorosamente la candidatura de Francisco Camps en Valencia, ni de los recientes e injustificables insultos a los discapacitados de este país por parte de su colega Celia Villalobos.

La ‘parranda’ del PP se pasea por Las Palmas de Gran Canaria
Rodeado del mil veces imputado líder del PP regional, José Manuel Soria; la presidenta insular del PP en Gran Canaria, Australia Navarro; el candidato por el susodicho partido al Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna y el del mismo color candidato a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona –así como de múltiples cargos orgánicos y militantes de la nombrada formación– se le vio echando pecho y haciendo temblar de miedo –una vez más– a la tan maltratada opinión pública canaria. De primera mano se sabe que la ‘parranda’ que formaban más tarde por la avenida de la playa de Las Canteras, dejaba mucho que desear.

Tejero también visita Canarias
Por otra parte, Antonio Tejero, aquel famoso por el ‘¡¡¡…se sienten, coño!!!!’ a pistola en mano del 23 de Febrero de 1981, celebró el 30 aniversario de tal fallido atropello a las libertades –junto a su mujer, Carmen Díez Pereira– en el hotel Sol La Palma de los Llanos de Aridane, isla de La Palma.

Tejero leyó la prensa por Internet y hasta se tomó una ‘copita’ mientras disfrutaba tranquilamente de uno de esos espectáculos para extranjeros que este tipo de hoteles ofrece. Pero a las 22,15 horas se encerró a cal y canto en su habitación por miedo a la inevitable presión de la prensa aglutinada al pie de su ventana. Esa a través de cuyas cortinas, de vez en cuando asomaba su cara mientras fotógrafos y reporteros esperaban alguna posible noticia de manos del protagonista.

No fue posible fotografiarle luciendo el bañador de cuadros verdes ni tan bronceadamente como dicen se le vio a pie de piscina, pero sí junto a su mujer compartiendo el ordenador comunal con el que el hotel cuenta en su recepción.

La que sí hubiese sido una foto para la posteridad, sería la que describiese el vector con el que unir al actual Partido Popular español y al triste acontecimiento conmemorado hace dos días. Aunque por todos es sabido que la actual derecha española es la que fue, la coincidencia de ambos líderes –el del batallón de la guardia civil que irrumpió en las cortes y el otro que hoy lo ha hecho en Gran Canaria– daría mucho que pensar.

viernes, 18 de febrero de 2011

InfoJobs o el oportunismo de grandes magnates del poder


SINOPSIS

¿Harto ya de tanta mentira? ¿Harto de tanta manipulación? Que lo sepas, somos nuestros propios libertadores. Deja de confiar en este sistema mal llamado democrático. Libertad, ninguna. Obediencia y sumisión, toda. Aprendamos a distinguir propaganda de información. Si InfoJobs pretende fusionar los conceptos de “Información” y “Trabajo”, mentira. Nunca nada estuvo más lejos de la realidad.

InfoJobs o el oportunismo de grandes magnates del poder

Lo que faltaba por oír. InfoJobs, iniciativa para la gestión informática en la búsqueda de trabajo por desempleados y de potenciales trabajadores por empresas, es uno de esos tantos despropósitos en esta sociedad de la reiterada contradicción. A partir de ahora, si a través de ellos quisieras buscar empleo y que tu CV llegue a ser leído por esas empresas, debes ingresar una cuota. Aunque quedes pasmado tras saberlo, esta empresa pertenece a miembros del Opus Dei, o sea, imposible encontrar en este servicio ciertas actividades de “sospechosa” moralidad religiosa. Te lo digo como lo siento. Estamos todos jodidos.

Resulta que se lucran de la necesidad de tantos pobres desamparados. No, no es nada nuevo que de la penuria ajena se aproveche más de un listillo. Desde las mismas oficinas del INEM me instaron a ingresar en este servicio que ellos mismos, de la mano de tales sinvergüenzas, pusieron a mi disposición. Es más, llegaron a sugerirme que la mejor manera de encontrar trabajo sería esta y no otra.

Queridos señores del dinero, ¿os estáis quedando con nosotros o que c. pasa? Yo no es que tenga muchas luces. Lo cierto es que las justas para respirar, comer y dormir. Pero de olfato voy bien servido y esto apesta. Desde ya les comunico que en ese portal de búsqueda se va a registrar su p. madre. Hoy, sabiendo lo que sé, no espero que sean ustedes los que generosamente me saquen de mi propia miseria. Nunca lo hicieron y muchísimo dudo que ocurra en el futuro. Viendo como las gastan, nadie podría pensar que algo bueno surja desde sus filas. Para ustedes sí, claro. Lo suyo es ganar y nunca perder. Lo de ustedes es sacarnos el jugo hasta la última gota para, una vez completamente secos, pegarnos un definitivo golpe de gracia. Ese que te deja en inconsciente estado de coma de una vez por siempre.

Aquí el que no corre, vuela. Desde ya debemos pensar que estamos solos, completamente solos. Que desde los sillones del poder nadie piensa en ti, pero sí en ellos mismos y su propia familia. Que la situación es crítica y que no se resolverá por iniciativa de tremendos impresentables jugadores de la ordenada alternancia de poder.

Lo que hoy vivimos es un muy sutil estilo dictatorial. El de los partidos, grandes empresas y corporaciones. Detrás de la tan vapuleada “democracia” - cómo no, entre comillas - se esconde la más mezquina y repugnante intención de dejarnos mudos y sordos. Acojonados. Tú sal poco, pero cuando lo hagas ve directamente a un centro comercial y compra. Consume aquello que no necesites ni puedas pagar y vuélvete corriendo para casa.

Estos nunca aconsejarían viajar a Berlín, por ejemplo. Su mensaje viene a decir que te encierres tras tus rejas y enciendas la tele. Coge aire y mantenlo así, adentro, hasta que no puedas más. Luego expúlsalo del golpe. Sin gritar. Y si aún quisieras hacerlo, que sea bajo el agua. Sin que nadie te oiga.