martes, 11 de enero de 2011

ME LO COMO POR LOS PIES

SINOPSIS

Cuando se le comenta a alguien acerca del nuevo candidato/a que te ha robado el corazón, se habla de su belleza inusual, sus ojos almendrados, su sonrisa arcaica, sus manos de pianista, su ingenio desbordante, su humor inteligente y un largo etcétera. Pero casi nunca se nos ocurre hablar de sus atractivos pies. Párate a pensar, ¿no hay ciertas personas a las que te comerías por los pies?

ME LO COMO POR LOS PIES

Sabemos que muchos de los deseos entran, en primera instancia, visualmente. Así, es común decir que se come por los ojos o se sufre del amor a primera vista. En este sentido, hay una rama del erotismo que poco tiene que ver con disfrutar observando genitales u otras zonas corporales más relacionadas con el sexo.

Los pies portan cierta información subliminal difícil de extraer y comprender a simple vista, produciéndonos excitaciones inusuales ante su sola presencia. Estas extremidades sostenedoras cuentan con una sensualidad excepcional quizá otorgada ante la importancia que por sí solos tienen en nuestras vidas.

Propongo un experimento, paséate por las calles de Barcelona observando la multitud de personas que, durante el verano, pasean a pies descubiertos. Pero intenta no mirarlos directamente a la cara ni al resto de sus cuerpos, fíjate sólo en sus pies. En alto porcentaje de los casos sentirás extrema atracción por muchos de esos apéndices y es en estos casos que has de levantar lentamente tu mirada hasta recorrer el resto del cuerpo para descubrir que el fenómeno de la atracción sexual está compuesto por infinidad de factores, entre los que ellos, los pies, juegan un papel protagonista. ¿Cuántas veces no has sentido atracción por la cara de alguien, pero a medida que desciendes se va difuminando hasta desaparecer al llegar a sus horrorosos pies? Lo que propongo es que, a partir de ahora, empieces por los pies y que al ascender te fijes en los demás en una manera reversa.

Ahora recuerdo un estúpido concurso que consistía en poner a prueba el grado de complicidad con el que cuentan entre sí los miembros de diferentes parejas. En una de esas estúpidas pruebas a las que eran sometidos, el también estúpido presentador colocaba tras un biombo, a través del cual era sólo posible ver los descalzos pies, a no sólo uno de los concursantes, sino también una infinidad de extras. Yo me ponía como una moto en esta parte del programa que, ahora pienso, veía sólo por estos quizá 3 minutos del mismo. La cosa consistía en que la otra mitad de la naranja distinguiese cuáles eran los pies del amado de entre el resto de opcionales pies. Tras unos segundos de duda, durante los que no sé si su mente disparataba sobre cuáles eran los pies más atractivos que le gustaría portase su pareja o si realmente se centraba en resolver el ‘quiz’ de la cuestión, el concursante, evidentemente, siempre acertaba, y digo siempre, los pies con los que tanto había convivido.

Navegando por Internet para saciar mis más mundanos apetitos he descubierto la existencia de miles de videos en los que, sin censura, se observan sugerentes pies y sólo pies en proceso de desnudez. Cual vedette bajando por su eterna escalera alfombrada el personaje desnuda lentamente sus pies, primero los zapatos (normalmente bambas de marca cuyo papel como objeto de deseo merece ser tema para otro post); luego los calcetines, proceso en el que el actor demora hasta provocarte una excitación ya imparable hasta dejar ver sus pies en primerísimo primer plano. Huesudos y largos, con uñas bien pulidas y limpias, tobillo prominente, arco bien definido, planta rojiza, empeine anguloso, deditos que parecen contar con vida propia… pero lo dejo aquí porque no quiero dar ideas a los que todo lo prohíben y pronto haya que pagar y verlos catalogados como no aptos para todos lo públicos.

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